La historia actual la conocemos, porque la vivimos o porque la aprendimos de nuestros padres y abuelos. ¿Pero lo que los precede, lo que no vimos ni vieron ellos lo sabemos?
Obviamente ya no queda nadie que nos lo pueda contar, por lo que seguramente se hace mas intrigante y necesario para muchos llegar a la verdad. Deducir, investigar y tratar de conocer lo desconocido.
Así es que en los personajes mas trascendentes es una necesidad y un interés máximo en llegar a la verdad. Tal es el caso del rostro de Jesucristo.
El rostro de Jesús clásico conocido por todos
La ciencia cuenta la verdad del rostro de Jesús
A través de una tomografía axial computarizada, un grupo de científicos logro lo que a su entender, es el varadero rostro de Jesucristo.
Por supuesto que para llegar a este rostro, se necesitaron gran cantidad de datos que fueron recopilando y que corresponden a las etnias que vivían por la zona en la que el predicador habitaba.
Hoy la imagen que tenemos en nuestras retinas, es muy diferente a la que en teoría fue la verdadera. Hombre de tez blanca, con rostro alargado, de pelo largo color castaño y con una estatura mas bien alta.
Pero con los datos recopilados y la ciencia, ese rostro dista mucho de la realidad. El fotógrafo Bas Uterwijk, conocido por su dedicación en la recreación de rostros de personajes históricos con ayuda de la inteligencia artificial a través de una herramienta llamada Artbreeder que realiza recreaciones; con la combinación de confrontaciones generativas, llego a esta nueva imagen que ya hoy recorre el mundo.
Comparaciones que van desde la Sabana Santa y hasta el Salvador Mundi, usando un soft que emplea una red neuronal; estudio también las características de los hombres de la época. En los cuales las estaturas en general eran bajas, la piel era mas bien oscura y los pelos de barbas y cabello en general eran cortos.
Para el año 2001, un documental de la BBC habría destacado que los hombres de la época median en promedio 1,60 metros y su peso rondaba los 50 kg. Sus características eran similares a los iraquíes de hoy día, por lo que también le adjudicaba cabello marrón oscuro, ojos castaños o negros y piel morena.
Esta teoría fue apoyada por el brasileño Cicero Moraes aclarando que la tez tenia que ser oscura porque era el color de la región y considerando la fisonomía de los hombres del desierto, gente que vivía bajo pleno rayo de sol y de mucha intensidad.
Se tomo en consideración también, que la gran influencia de la cultura romana debería de haber causado cambios culturales, por lo que el pelo y barba cortos formaban parte de ellos.
Dado lo expuesto Uterwijk comentó: «Le cambie la barba y el cabello a una longitud mas creíble para la época y la región, dando por todo lo antepuesto el resultado de una impresión artística de como podría haber lucido este hombre, mas que una búsqueda científica de una semejanza exacta»
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