El día de hoy, te libero.
Te libero de mi,
de mis males,
de esos domingos infinitos por la tarde,
del odio a mis cumpleaños,
de no saber cómo hacer para regalarte algo
que no tengas o que no pierdas.
Te libero de mi desengaño,
de tu karma, mi karma,
de mis novedades,
de esa contradicción que me invadía
y que represento.
Te libero de mis llamadas,
de mis enredos,
de mi cabello, o tu cabello,
chino, largo corto y despeinado, como sea que sea,
del olor de tu cabello y tu cuello.
Te libero de mi consciencia, de mis memorias,
de las caídas, las levantadas,
de esta huida.
Te libero de esos puntos suspensivos,
puntos y seguidos,
de las cuestiones o exclamaciones,
en fin de todas las reglas ortográficas habidas y por haber.
Te libero de mi divinidad que algún día prometimos
ser uno y transcendentales en amor incondicional.
Por que dices que el paquete me quedo grande,
cuando otro fue el que huyo de mis procesos y me libero.
Te libero con esa puerta que acabas de cerrar,
para que te vayas,
para que me dejes,
para que me veas lejos y me quieras cada día menos,
aunque me duela en lo más profundo de mi corazón.
Te amo y te seguiré amando y aun así te libero.
Al final y al principio todos somos tóxicos,
aprendices de la vida continuos somos.
Desconozco el autor, en algunos sitios
sale que es autoría de Jaime Sabines,
en otros que es de Mario Benedetti
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